El 21 de agosto de 1940 falleció León Trotsky a consecuencia de la mano asesina de un agente de Stalin. Terminaba así la vida del máximo dirigente, junto a Lenin, de la Revolución Rusa de 1917 y del que organizó al ejército que combatió en forma triunfal a la "cruzada de catorce naciones" en la guerra civil, el Ejército Rojo.
Combatiendo la degeneración burocrática de la URSS,
León Trotsky se convertiría en la única alternativa revolucionaria frente al fortalecimiento de la
burocracia soviética, desarrollando la teoría de la revolución permanente en oposición a la utópica y reaccionaria teoría del socialismo en un sólo país. Teoría, ésta última, que en sus términos generales justificaba relegar el combate por la extensión de la revolución a nivel internacional y prescindir de la democracia soviética para conducir internamente el estado obrero.
Sin embargo fue a inicios de los ’30, después que Hitler triunfó gracias a la traición del Partido Comunista alemán y debido al silencio cómplice de la IIIº Internacional, que Trotsky y la Oposición de Izquierda declararon cerrado el camino de una reforma de esa internacional.
La derrota del proletariado alemán, y anteriormente el crack económico mundial de 1929, aceleraría el curso guerrerista de Alemania y el enfrentamiento contrarrevolucionario de los distintos imperialismos a sus proletariados para luego dirimir sus disputas y una nueva división imperialista del mundo en una nueva guerra mundial(...) pero esto si la revolución no triunfaba en algún país decisivo.
Es entonces que durante los años ’30, Trotsky y sus seguidores lucharon incansablemente para construir una nueva internacional revolucionaria y dotar de un programa para el triunfo de la revolución en distintos países (España, Francia, etc.).
Luego, dada la inminencia de la Segunda Guerra Mundial, para centralizar los esfuerzos y la armazón teórico-política de los revolucionarios que los preparara en las mejores condiciones para las revoluciones que seguramente emergerían frente a los padecimientos inauditos de la guerra, fundaron la IVº Internacional en 1938.
Es por eso que el asesinato de León Trotsky fue un tiro certero y premeditado de Stalin, junto a las persecuciones, el encarcelamiento y asesinatos de millares de militantes de la gloriosa generación de la revolución de Octubre que le antecedieron, para impedir que las revoluciones que desencadenó la guerra tuvieran un referente revolucionario cuyo prestigio y experiencia era reconocido por toda la vanguardia internacional
Las estremecedoras imágenes del bombardeo israelí de las
ciudades del Líbano, masacrando a civiles indefensos es la más viva advertencia de lo que el dominio imperialista significa para la humanidad: guerras, ocupaciones, crisis, hambre, miseria, explotación, en un mundo donde el desarrollo de las fuerzas productivas permitiría resolver problemas básicos de la existencia humana, sino fuera que están al servicio de la ganancia capitalista y de la opresión de todo el plantea por un puñado de naciones imperialistas.
Mientras un puñado de transnacionales y multimillonarios como Bill Gates que posee más de 200.000 millones de dólares! acumulan gigantescas riquezas a costa de la explotación de millones de trabajadores en todo el mundo, una parte inmensa de la humanidad se hunde en la miseria, contando con un dólar diario para vivir por persona.
Mientras proclaman la “libertad” y la “democracia” agreden a los pueblos que luchan por su liberación, mantienen la opresión de la mujer, el racismo, la represión sobre la juventud y las minorías y por si fuera poco, la sed de ganancias del capital está provocando una crisis ecológica de proporciones inéditas en la historia. La alternativa histórica que enfrenta la humanidad es socialismo o barbarie capitalista.
A pesar de lo que digan los populistas y “posmarxistas” como García Linera y otros intelectuales convertidos en funcionarios del gobierno masista, el marxismo es la única concepción que no sólo traza un profundo análisis del funcionamiento y las contradicciones de este sistema de explotación y opresión generalizada, sino también proporciona una “guía para la acción” para su transformación revolucionaria. El odio que los defensores del orden existente sean neoliberales o reformistas- profesan contra el marxismo y el trotskismo es bien merecido: simbolizan el fantasma de la revolución obrera y del comunismo.
El legado de Trotsky mantienen plena vigencia y actualidad porque sintetiza la más avanzada teoría política revolucionaria y es imprescindible para desarrollar un marxismo vivo y creador, para actuar ante los grandes problemas y desafíos que el capitalismo imperialista decadente del siglo XXI plantea a los trabajadores y los pueblos oprimidos que luchan por su liberación.