En 1998 en nuestro país se vivían duros enfrentamientos y contradicciones entre el estado y los campesinos del chapare, mientras que cientos de albano kosovares fueron masacrados, poblaciones enteras destruidas, atrocidades de todo tipo para dar castigos ejemplares, 300.000 “refugiados”, muchos de ellos apenas subsistiendo a la intemperie en bosques y montañas, fueron hasta fin de ese año los resultados de seis meses de contraofensiva gran servia para aplastar la lucha de este pueblo por su autodeterminación. Si hoy preguntamos qué es lo que recuerda de 1998 como los hechos nacionales y mundiales más importantes, a la “gente de a pie”, como en La Paz son llamados los transeúntes urbanos por los medios, responderán sin duda que “es el año del escándalo entre Clinton y Monica Lewinsky, y seguramente que algo más habrá pasado”. El chisme vendía más que la guerra o la lucha de clases en ese momento, por lo tanto la documentación ofrecida al respecto es muy pobre. La memoria colectiva también tiende a recordar más ese tipo de acontecimientos que al Chapare o al Kosovo por lo que sería fácil dar la razón a quienes aseguran que “el pueblo no tiene memoria”.
No es ese el pensamiento de James Dunkerley, director del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Londres, y autor de numerosos libros sobre el continente, que nos dice que “por el contrario”, que el pueblo “tiene un agudo sentido de su experiencia,”, y gracias a este pensamiento es que hoy podemos gozar de una de las obras más importantes de la crónica (memoria) histórica de 30 años: “Rebelión en las venas, la lucha política en Bolivia 1952 - 1982”.
Esta obra fue escrita para un público de habla inglesa, una relación narrativa de la historia política de Bolivia desde 1952. Hizo su aparición en inglés en 1983 y no fue traducido al español sino hasta 1987 y apareció en nuestro medio en Editorial Quipus, con un número bastante limitado que se agotó y que solo podia ser rastreado en selectos estantes hasta agosto de 2003 en su segunda edición por Plural editores.
La pertinencia de esta segunda edición es extraordinaria, a dos meses de que se produzcan los hechos políticos más importantes en Bolivia desde mediados de la década de los 80’s, donde concluye la narrativa histórica de Dunkerley.
Con sus 416 páginas, 12 cuadros, 1 mapa, un listado de siglas, 23 fotografías, y la autoridad de 525 referencias bibliográficas nos brinda “toneladas de información” sobre las raíces de la condición política actual del país.
La autoridad de este texto es impresionante porque está basado en una amplia documentación, incluso escondida, desaparecida o muy borrosa que sin duda es difícil de interpretar y comparar entre múltiples fuentes y al mismo tiempo ofrecer en lenguaje sencillo narrativo el detalle de treinta años desde la revolución de abril de 1952 y el fin de la última dictadura militar en 1982.
Veintiún años más tarde mientras el viernes 17, en Bolivia, el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada aún no había renunciado oficialmente y su paradero era incierto, Caretas entrevistaba en Londres a James Dunkerley, desde su despacho en 31 Tavistock Square de Londres, muy cerca del Museo Británico, el analista no pudo ocultar su preocupación.
¿Cuál es su balance de la situación boliviana?, le preguntaba Iván Hinojosa, a lo que JD respondía: “Es una verdadera crisis de toda la nación, del Estado y de la sociedad civil. El costo ha sido bastante alto en pérdidas humanas, pero podría ser mayor si hubiese fuerzas apoyando una guerra civil. La izquierda boliviana nunca ha tenido gran afecto por el conflicto armado, como se vio en la época del Che, pero ahora tiene poco tiempo para decidir qué hacer.”
Rebelión en las venas sigue siendo una obra insustituiblke para acercarse a la dramática historia contemporánea de Bolivia.