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Los revolucionarios y las instituciones armadas

¡Ningún apoyo al motín policial!


El pasado jueves 21 de junio y luego de un profundo malestar que se arrastraba de dos semanas atrás, todas las unidades policiales del país se auto acuartelaron e iniciaron un motín policial sobre la base de 4 puntos. A 5 días de la medida, los intentos de acuerdo han fracasado y los policías han aumentado sus demandas, desconociendo a sus dirigentes, como Edgar Ramos por haber firmado un preacuerdo con el gobierno. En este acuerdo se establecía el aumento del bono de seguridad ciudadana y la incorporación de un aumento salarial que permitiría ganar un salario de 2045 Bs. (antes esta cifra apenas superaba los mil Bolivianos): “Se incrementó el bono de seguridad ciudadana de Bs 200 a Bs 600, hemos subido (sus ingresos) a Bs 2.045. El esfuerzo del Tesoro (General del Estado) representa algo más de 84 millones de bolivianos. Quiero aclarar que esto no es con recursos de la Policía”, detalló la autoridad.” (La Razón, 25 de junio). Estas nuevas ventajas tenderán a fortalecer y cohesionar el aparato represivo del Estado, se agregan la duplicación de su ración seca y de alimentos, así como el compromiso en el trabajo conjunto para mejorar la ley de régimen disciplinario policial, la ley 101,y el compromiso de equipamiento y dotación. Sin embargo este acuerdo ha sido rechazado y se le han incorporado nuevas demandas como tener el control de Identificación Nacional y otras instituciones, -que les fueron retiradas por los escándalos de corrupción y coimas en la emisión de documentos- así como la dotación de pistolas y equipamiento para cumplir “adecuadamente” sus funciones que se agregan al punto 7 del pre acuerdo que afirmaba lo siguiente: “Se solicita la inmediata sanción del proyecto de Ley del sistema de seguridad ciudadana para vivir bien; esta norma fortalecerá la infraestructura y el equipamiento logístico, operativo y técnico de la Policía Boliviana.” (La Razón 25 de junio).
 

El pasado jueves 21 de junio y luego de un profundo malestar que se arrastraba de dos semanas atrás, todas las unidades policiales del país se auto acuartelaron e iniciaron un motín policial sobre la base de 4 puntos. A 5 días de la medida, los intentos de acuerdo han fracasado y los policías han aumentado sus demandas, desconociendo a sus dirigentes, como Edgar Ramos por haber firmado un preacuerdo con el gobierno. En este acuerdo se establecía el aumento del bono de seguridad ciudadana y la incorporación de un aumento salarial que permitiría ganar un salario de 2045 Bs. (antes esta cifra apenas superaba los mil Bolivianos): “Se incrementó el bono de seguridad ciudadana de Bs 200 a Bs 600, hemos subido (sus ingresos) a Bs 2.045. El esfuerzo del Tesoro (General del Estado) representa algo más de 84 millones de bolivianos. Quiero aclarar que esto no es con recursos de la Policía”, detalló la autoridad.” (La Razón, 25 de junio). Estas nuevas ventajas tenderán a fortalecer y cohesionar el aparato represivo del Estado, se agregan la duplicación de su ración seca y de alimentos, así como el compromiso en el trabajo conjunto para mejorar la ley de régimen disciplinario policial, la ley 101,y el compromiso de equipamiento y dotación. Sin embargo este acuerdo ha sido rechazado y se le han incorporado nuevas demandas como tener el control de Identificación Nacional y otras instituciones, -que les fueron retiradas por los escándalos de corrupción y coimas en la emisión de documentos- así como la dotación de pistolas y equipamiento para cumplir “adecuadamente” sus funciones que se agregan al punto 7 del pre acuerdo que afirmaba lo siguiente: “Se solicita la inmediata sanción del proyecto de Ley del sistema de seguridad ciudadana para vivir bien; esta norma fortalecerá la infraestructura y el equipamiento logístico, operativo y técnico de la Policía Boliviana.” (La Razón 25 de junio).

Ni “golpe de Estado” ni demandas progresivas

Evo Morales y García Linera han afirmado, a partir del rechazo del pre acuerdo y la ampliación de las demandas, que estaríamos en presencia de una segunda fase del golpismo contra el gobierno y el “proceso de cambio”. Sobre esta afirmación han convocado a la movilización activa de sectores sociales y empleados públicos en defensa del gobierno, lo que ha provocado los primeros choques entre policías y cocaleros y campesinos. Esta temeraria afirmación busca forzar a los amotinados a aceptar este generoso acuerdo además de descalificar toda forma de protesta social en particular la progresiva IX marcha indígena (en defensa del TIPNIS) que en horas está llegando a La Paz. Es indudable que elementos de la derecha política pretenden capitalizar esta crisis en momentos en que los conflictos sociales arrecian uno tras de otro. Es indudable que esta nueva crisis de no resolverse, puede convertirse en un elemento que agrave el control del gobierno y de la burguesía sobre sus instituciones armadas, alentando de esta manera diversas manifestaciones de protesta popular, máxime si la misma desarrolla la posibilidad de enfrentamientos sangrientos ya sea con el ejército -que el MAS afirmó no utilizará- o con civiles que empiezan a movilizarse. Sin embargo este no es el motivo del motín, como ya han afirmado reiteradamente los líderes policiales y como queda en evidencia por la actitud relativamente pasiva en sus cuarteles. Este conflicto explota en momentos en que el giro a la derecha se ha afirmado luego de la traición de los dirigentes cobistas a la lucha de los salubristas, abriendo una coyuntura reaccionaria que se expresó en la detención de los ecologistas y anarquistas, en la toma cooperativista de Colquiri y ahora la toma de la mina Porco. El debate entre gobierno y amotinados sobre cuáles son las condiciones para un buen funcionamiento policial es una discusión absolutamente reaccionaria que ha podido desplegarse en el marco de una coyuntura reaccionaria.
Para los marxistas revolucionarios los salarios bajos o el malestar de los policías por desatenciones del Estado burgués no pueden hacernos perder de vista que si los mismos estuvieran en mejores condiciones salariales o de equipamiento, la represión a los trabajadores y el pueblo no será menor o más contemplativa sino que será doblemente feroz y eficaz. No son “trabajadores de uniforme”, sino parte de un cuerpo represivo burgués, completamente corrupto y reaccionario, cuyo “trabajo” no es otro que reprimir al pueblo y sus luchas. Por tal motivo, los marxistas revolucionarios rechazamos el apoyo a los “hermanos policías” (expresión de Silvia Lazarte, el mayor Vargas y de algunos capituladores como Solares y el POR).

Solares y el POR: su adaptación al estado burgués plurinacional

Al desarrollarse esta crisis algunos sectores obreros y populares han sostenido un apoyo al motín, como las recientes declaraciones del SMTMH y otros sectores. Empero que la primer reacción de sectores populares sea la apoyar toda manifestación de protesta contra el gobierno, venga de donde venga, debido al creciente desengaño con el masismo, no significa que las organizaciones que se reclaman revolucionarias se adapten a este sentido común popular. Las organizaciones que se reclaman revolucionarias y por lo tanto vanguardia de la clase obrera y el pueblo, tienen la obligación de señalar claramente que si la policía está en mejores condiciones, la represión y el control serán mayores. Es un feroz oportunismo sembrar las ideas de que los torturadores y represores de ayer son hermanos hoy.
Lamentablemente el POR ha salido a sostener el motín verde olivo, afirmando que quienes torturaron a la enfermera Boyan, son “explotados”. No terminan de cicatrizar las heridas y disiparse los moretones de la gasificación, detenciones y golpizas a los estudiantes de la FUL de Cochabamba, de la UPEA o la UMSA o de las enfermeras reprimidas, que pese a esto el POR convoca a las víctimas de ayer a ayudar a los polis, para que sus demandas sean satisfechas: “Nuestros policías y oficiales son parte del pueblo explotado y en tal medida soportan la presión de la lucha de clases. La disciplina vertical frecuentemente se resquebraja bajo la presión de la lucha de clases y sus necesidades insatisfechas. Los explotados y particularmente la clase obrera no sólo que debemos apoyar decididamente las demandas de los policías sino ganarlos a la lucha nacional contra el hambre y la miseria. La rebelión de la policía es una expresión más de la situación revolucionaria que se desarrolla en el país. La presión de la movilización de masas actúa poderosamente sobre la disciplina de la policía y las FF.AA. en la perspectiva de anularla por ser la única forma en que la tropa, suboficiales y jóvenes oficiales puedan pronunciarse libremente a favor de la lucha revolucionaria del pueblo trabajador.” (Masas 2269). Sobre la temeraria afirmación de que estos policías son explotados al igual que el resto de los trabajadores fabriles, mineros o campesinos nos limitamos a reproducir una afirmación categórica del gran revolucionario León Trotsky sobre este punto : “En medio de la convulsiva situación en Alemania antes de la toma del poder por Hitler, argumentaba contra aquellos que tenían esperanzas en que la policía defendiese a los trabajadores contra los nazis, diciendo: “el hecho de que los agentes de policía hayan sido reclutados en gran parte entre los socialdemócratas no quiere decir absolutamente nada. Aquí también la existencia determina la conciencia. El obrero que se vuelve policía al servicio del estado capitalista es un policía burgués y no un obrero. Durante estos últimos años, estos policías tuvieron que luchar mucho más contra los obreros revolucionarios que contra los estudiantes nacional socialistas. Y una escuela así no pasa sin dejar marcas. Lo más importante, sin embargo, es que todo policía sabe que los gobiernos cambian pero la policía persiste... Partiendo de este método, es preciso insistir, ¿son los policías parte de la clase trabajadora? No. Los policías son instrumentos materiales de dominio de la burguesía” (Debate con la izquierda y el PSTU (LIT) a propósito de las huelgas policiales - Leandro Ventura, Rio de Janeiro).
La afirmación de que este motín seria la expresión del desarrollo de una situación revolucionaria, pone en evidencia la perdida de toda brújula de independencia de clase, ya que si estuviéramos ante una situación revolucionaria, el no mencionar en su prensa la necesidad del armamento de los trabajadores y el pueblo, la necesaria lucha por organismos de frente único de masas o soviets, y todas aquellas consignas que contribuyan al desarrollo de una situación así, muestra que estas caracterizaciones están al servicio de disimular una lamentable política salarialista y de adaptación al estado burgués y sus instituciones armadas. Llamamos a los honestos compañeros y compañeras de URMA, URUS y al conjunto de los militantes de estas organizaciones a no dejarse llevar detrás de apoyos a estos sectores que se preparan para agravar la represión a los trabajadores y el pueblo. Desde la LOR-CI afirmamos que solo los trabajadores organizados a través de sus sindicatos y sus propias organizaciones de lucha pueden garantizar la seguridad ciudadana que preocupa a los sectores populares. Solo la disolución de la policía y de los cuerpos represivos puede abrir el camino a soluciones realmente democráticas al servicio de las grandes mayorías nacionales. Llamamos a las organizaciones sindicales y de izquierda a abandonar esa política, que además, embelleciendo el rol de la policía, no sirve para enfrentar al giro semi bonapartista del MAS y su intento de imponer mayores niveles de represión y vigilancia de las organizaciones obreras y populares.



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