Las jornadas de junio pusieron al rojo vivo el problema de como sostener un combate de larga duración. Un problema vital que empezaron a plantearse los sectores avanzados en cada punto de bloqueo, sindicato y junta de vecinos fue el abastecimiento, con la población trabajadora alteña cocinando con leña, una creciente escasez de productos básicos que empezaban a ser objeto de especulación y otros problemas. Otra cuestión radicaba en las amenazas de represión, los rumores de estado de sitio y aprestos militares, y ataques como las agresiones de las bandas de la Juventud Cruceñista a marchas y bloqueos en Santa Cruz y los grupos de choque que empezaban a crearse en barrios acomodados de La Paz; ante lo que el movimiento estaría obligado a responder y que no podía realizarse de forma desorganizada y sin los instrumentos básicos para la autodefensa.
El miércoles 8 de junio en la reunión de la Asamblea Popular nacional y originaria planteó la creación de comités de abastecimiento popular y de autodefensa. Estos comités no llegaron a ponerse en marcha, sin embargo su discusión y la reflexión de los problemas de carácter organizativo son una importante lección para los próximos combates. Su implementación, desarrollo y centralización será clave para que desde abajo los trabajadores y el pueblo den pasos en su autoorganización, en el camino de tomar en sus propias manos los problemas de la lucha y en el camino de construir un real y verdadero poder de masas.