Buenos Aires se vio convulsionada cuando miles de inmigrantes bolivianos nos pusimos en marcha luego de la tragedia de Caballito. Los “punteros” y talleristas pelearon por dirigir la movilización, para terminar en medidas de presión al gobierno y que no cierren los talleres.
Evo Morales envió una comisión negociadora, y pidió “plazos para que las empresas, sean bolivianas o argentinas, regularicen la situación de los trabajadores”. Después de algunos días de “trabajo”, la comisión marchó “tranquila”: según el viceministro Héctor Arce “se comprobó que hay casos de servidumbre, aunque no de esclavitud”.
A pesar de todo, las movilizaciones lograron que muchos trabajadores salgamos a las calles, y que el gobierno entregue una documentación provisoria a los inmigrantes. Pero no alcanza.
Para obtener la documentación definitiva siguen las trabas y los altos costos. Hay que seguir exigiendo la documentación gratuita y definitiva. (...)
Los gobiernos de Kirchner y Telerman hicieron una cruzada “progresista”, clausurando algunos talleres y largando el operativo ‘Patria Grande’.
Pero en Argentina tampoco han cambiado las condiciones para los trabajadores bolivianos, incluso muchos han sido echados a la calle, y están refugiados en parques, clubes o asambleas.
Tenemos que cambiar la posición sindicalista y romper con el “chauvinismo”, sacar de las cabezas de los compañeros la idea de que “los extranjeros nos sacan el laburo”, “que se regalan por dos pesos”. Estas ideas nos meten los patrones para separarnos. Ahí están los sindicatos textiles, que no se hicieron cargo en apoyar a los compañeros costureros bolivianos cuando salieron a la calle tal vez por que no aportan a sus “cajas”, pero trabajan.
Muchos compañeros que denuncian e intentan organizar a los trabajadores son echados e insultados por los “voceros” y talleristas, porque dicen que quieren rompen la “unidad de la comunidad boliviana”.
Por eso los compañeros que se movilizaron tendrán que hacer la experiencia con la Coordinadora de la comunidad.
Hay que crear una organización de los trabajadores, clasista y democrática, que sirva para pelear por nuestros derechos.
Nos estamos organizando desde muy abajo y necesitamos el apoyo de las organizaciones obreras en lucha. No nos pongamos fronteras.