Este año, el 1º de Mayo contó con enormes movilizaciones de trabajadores inmigrantes en Estados Unidos. Poco antes, la juventud y los trabajadores franceses, en dos meses de lucha con marchas de millones, ocupación de universidades, paros y huelgas, obligaron a retroceder al gobierno que quería imponer la precarización del trabajo para los jóvenes.
En México, los mineros de SICARTSA se rebelaron sufriendo dos muertos y muchos heridos bajo la represión. Al igual que en muchos otros países, en Bolivia también comienzan a despertar nuevos sectores de trabajadores, entre ellos los más explotados y precarizados, como los de las empresas de limpieza, recolectores de basura y de muchas fábricas y talleres que quieren organizarse, mientras otros, como en SABSA arrancan sus demandas a la patronal o en el LAB luchan por su fuente de trabajo.
Una nueva generación de la clase trabajadora internacional se está poniendo en movimiento, enfrentando las condiciones de trabajo impuestas por los gobiernos “neoliberales” en los últimos años: precarización y flexibilidad laboral, larguísimas jornadas de trabajo, desempleo, bajos salarios, pérdida de conquistas, ataque a los derechos sindicales, superexplotación de los jóvenes, las mujeres trabajadoras y los inmigrantes, privatización de la seguridad social, dictadura empresarial en los centros de trabajo. Esto pone bajo una nueva luz la fecha que hoy recordamos.
Hace ya 120 años que el 1º de mayo comenzó a convertirse en una jornada internacional de lucha de los trabajadores. En 1886 crecía el movimiento por la jornada de 8 horas. En Estados Unidos más de 350.000 obreros se volcaron ese día a la huelga y a las calles bajo esta consigna. En la ciudad de Chicago los huelguistas, dirigidos por Alberto Parsons, socialista y Augusto Spies, anarquista, paralizaron la ciudad, pero una manifestación obrera fue brutalmente atacada por la policía y por matones al servicio de los empresarios.
En respuesta, los trabajadores convocaron a una nueva movilización masiva el 4 de mayo, cuando la misma estaba por terminar, el estallido de una bomba (lanzada por un provocador policial) fue utilizado por la policía para descargar una salvaje represión, masacrando a una docena de obreros e hiriendo a más de 200.
Ocho militantes socialistas y anarquistas fueron detenidos y enjuiciados acusados de “instigación a la violencia”. Cuatro de ellos, Parsons, Spies, Fischer y Engels fueron condenados a muerte y ejecutados. El carpintero Luis Lingg fue empujado al suicidio por las torturas policiales. Los otros tres fueron liberados.
Tres años más tarde, la Segunda Internacional, que agrupaba a los partidos obreros y socialistas de la época, declaró el 1º de mayo como jornada mundial de lucha obrera e internacionalista, en recordación de los “mártires de Chicago”, afirmando que “la emancipación del trabajo y de toda la Humanidad puede ser lograda sólo por el proletariado organizado como clase y a escala internacional”.
Desde entonces, el 1º de mayo fue adoptado por los trabajadores del mundo, como una ocasión para comprobar sus fuerzas y reafirmar su derecho a al emancipación, bajo las consignas históricas de: “la liberación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos” y “Proletarios del mundo, uníos!”, consignas que ha retomado nuestra Central Obrera Boliviana.
Pero la burguesía ha tratado siempre y desde el primer momento de destruir o desnaturalizar esta fecha. En todos los países trató de convertirlo en una “fiesta del trabajo”, y negar, con ayuda de las burocracias sindicales y los partidos reformistas, su carácter de jornada de reafirmación de la lucha de clases, de jornada de combate obrero, socialista e internacionalista.
Hoy la fecha histórica de los trabajadores debe ser recuperada, para recobrar su contenido de clase y ayudar al despertar de ese nuevo movimiento obrero, que no sin obstáculos, comienza a tensar sus fuerzas, en el camino de recuperar sus mejores tradiciones de combate y de organización, despertando una nueva conciencia de clase, reafirmando los lazos de unidad con los trabajadores de todo el mundo, en la lucha común contra el capital y por la emancipación socialista de la humanidad.
El 1º de Mayo en Bolivia
El gobierno del MAS logró imponer su propia convocatoria, con un masivo acto oficial en Plaza Murillo, apoyándose en las fuerzas que integran el Estado Mayor del Pueblo, para mostrar apoyo popular y anunciar la “nacionalización del gas”.
El contenido político de este acto fue fortalecer la política de colaboración de clases con la burguesía nacional.
Por eso, los socialistas revolucionarios llamamos a marchar con la COB, junto a compañeros de SABSA y de otros sindicatos, pues era la única convocatoria que reflejaba la necesidad de la independencia política y sindical de las organizaciones obreras.
El acto de la COB fue muy pobre, pero este fracaso fue ante todo el de la política de la actual conducción, que nunca quiso enfrentar al MAS con una clara política de clase ni impulsar la democracia obrera en las bases.