El referéndum autonómico pactado entre la oligarquía cruceña y el MAS no es ninguna “ampliación de la democracia” sino un instrumento de las élites terratenientes y empresariales que pretenden seguir manejando “sus” departamentos como si fueran su propia hacienda, amordazar el derecho a la autodeterminación de los pueblos originarios del Oriente y proteger los intereses de las petroleras, las empresas madereras y los latifundistas.
El MAS aceptó convocar a este reaccionario referéndum, ignorando el reclamo de los pueblos de las Tierras Bajas que no serán consultados sobre qué autonomía quieren. Así, le regaló en bandeja un fuerte argumento jurídico y político a las pretensiones oligárquicas de refugiarse tras la autonomía departamental ante cualquier intento de tocar su poder, su propiedad y sus privilegios, poniendo ante un hecho consumado a la futura próxima Constituyente.
Ya estamos viendo la actuación del prefecto cruceño, Luis Costa, que pretende anteponer las “resoluciones prefecturales” que él mismo firma a las leyes nacionales.
Y esto lo realiza para impulsar una demagógica propuesta de “dotación de tierras” a la medida de los deseos de los terratenientes.
Por todo esto, crece la corriente a favor de votar "no". Hasta el MAS, que se inclinaba por dejar correr el voto por el “sí”, preocupado por el resultado de sus concesiones a los “cívicos” cruceños, discute llamar a votar “no”, aunque sin ofrecer una alternativa política clara a los sectores populares y los pueblos originarios de las regiones.
Sin embargo, votar NO puede ser interpretado como un reconocimiento de ese antidemocrático mecanismo.
Por eso, la posición de los socialistas revolucionarios es llamar a votar en blanco o nulo en el referéndum.