Como informamos en nuestra edición anterior, el 30 de marzo se constituyó en la Federación de Fabriles de La Paz, el Sindicato de Trabajadores de TOTES. Al día siguiente, los patrones, despidieron al Secretario Gral. Alex Chavarria y comenzaron una feroz campaña de intimidación a todos los trabajadores, moviéndolos de contratos y recurriendo a acciones gangsteriles.
Así, el viernes 5 de mayo en un turbio procedimiento policial en la ciudad de El Alto dirigido por un funcionario de la empresa fueron detenidos 4 trabajadores de TOTES junto con un dirigente de SITRASABSA en el momento que se disponían a realizar pintadas exigiendo el reconocimiento del sindicato y el respeto al fuero sindical. Los compañeros fueron liberados en horas de la madrugada gracias a la gestión de miembros de DDHH. Por medio de los supervisores y encargados, la patronal intervino asambleas y profundizó el terror empresarial. Cuando consideró ganada la partida convocó a una asamblea general con el objetivo de desconocer al sindicato. Sin embargo el sindicato y los trabajadores habían previsto esta eventualidad.
A lo largo de semanas habían realizado reuniones en los "contratos", denuncias ante los medios de comunicación etc, para contrarestar la política de la empresa, solicitando finalmente que a esta asamblea se hiciera presente el Ministerio de Trabajo.
En esa asamblea no pudo participar un importante sector de trabajadores, ya que la empresa impidió que pudieran salir de sus trabajos, como en el Aeropuerto, Palacio de Comunicaciones, Aguas del Illimani y contratos más pequeños de la Zona Sur. Pese a esto, cuando se llegó a la votación a favor de los compañeros que habían iniciado el sindicato o “nuevas elecciones” como exigían los empresarios, los trabajadores ganaron la votación.
Pero la empresa desconoció esto y exigió una nueva votación a lo cual accedió el Sr. Genaro Torrico, funcionario del Ministerio de Trabajo y antiguo miembro del sector fabril. Los dirigentes solicitaron que la votación sea mediante voto secreto ya que los supervisores y encargados amenazaban a los trabajadores con el despido inmediato si no votaban “correctamente”. El Sr. Torrico se negó, y gracias a eso Carlos España impuso nuevas elecciones a su medida, que se llevarán a cabo en este clima de terror y confusión, con dos listas proempresariales y sin posibilidad de organizar una lista independiente, por lo que será un sindicato amarillo, en manos de elementos que responden a la empresa.
Hoy Chavarría, Pozo, 4 trabajadores del Aeropuerto, varios del Palacio de Comunicaciones, bancos y otros están despedidos, y otros han sido cambiados de sus puestos de trabajo.
Las lecciones que deja el conflicto
Lamentablemente, desde la fundación del sindicato se perdió un valioso tiempo que tendría que haberse aprovechado en preparar y lanzar un plan de lucha duro, sin darle tiempo a la empresa a preparar su contraofensiva.
Lamentablemente, varios miembros del sindicato confiaron en que las gestiones de la Federación de Fabriles y el Ministerio de Trabajo dirigido por el MAS resolverían la situación, escucharon sus consejos conciliadores y por tanto, descartaron el hacer una gran campaña de denuncia y solidaridad, devaluando la preparación de la lucha, única forma de hacer valer los derechos obreros.
Faltó la organización de un cuerpo de delegados por cada “contrato”, y lo que es más importante, faltó confiar sólo en las propias fuerzas de los trabajadores. Pese a la propaganda gubernamental de que “se dignifica al trabajador”, aquí nos encontramos ante una flagrante violación del fuero sindical y del derecho de organización de los trabajadores, y sin embargo, la ley no se cumple y fue el mismo Ministerio de Trabajo a través de Torrico quien negoció la Ley favoreciendo a la empresa.
La tarea de los compañeros más conscientes y combativos es hacer un profundo balance de esta dura experiencia y aprender de la misma, para seguir organizándose por abajo contra los despidos, las represalias y los abusos, y prepararse para los futuros pasos de una lucha que no ha terminado, por un sindicato que sea instrumento de lucha y defensa de los trabajadores.
Por Javo Ferreira