MIENTRAS SECTORES IMPORTANTES de los trabajadores y el pueblo pensaron que la asamblea podía ser el mecanismo para “refundar el país” al servicio de las grandes mayorías nacionales, resulta que la misma se ha convertido, gracias al MAS, en un escenario para que la derecha levante cabeza, se recomponga e imponga sus condiciones. Ya no está en discusión el problema de los recursos naturales, tampoco la tierra para el campesino o el territorio para los pueblos originarios. Los cívicos y empresarios son los que imponen su agenda, como las autonomías departamentales, “seguridad jurídica” a las transnacionales y terratenientes, etc. El MAS cede en todas y en cada una de las demandas de la clase dominante.
Sin embargo, los intentos de pactos y acuerdos a espaldas y contra los trabajadores y el pueblo, tropiezan con obstáculos, pugnas y crisis como la que vemos hoy por el tema de la capitalía.
Ahora, varias organizaciones campesinas, de colonizadores, cocaleros y pueblos indígenas discuten movilizarse a Sucre. Pero esto no puede ser para servir de “factor de presión” en la discusión sobre la sede de los poderes y la negociación polítioca entre gobierno y opositores.
El problema no es dónde funciona el Congreso y el ejecutivo. Se trata de si la tierra y el territorio, la propiedad de los recursos naturales, el salario y el trabajo, las empresas capitalizadas, y demás demandas populares frente a los grandes problemas nacionales, seguirán subordinados a la política de pactos de Evo Morales y García Linera con los representantes de empresarios, terratenientes y transnacionales, o se acabará con la burla a las aspiraciones democráticas de los trabajadores y el pueblo.
La única forma de lograr respuestas de fondo es con la más amplia movilización de los trabajadores, los campesinos, los pueblos originarios, hasta derrotar a la derecha, quebrar su poder económico y político (esto es, destruir su propiedad sobre la tierra, las empresas, su control de los recursos naturales) y reabrir así el camino a una solución de fondo, obrera y campesina.
La movilización por nuestras propias demandas es el camino. Los sindicatos del Trópico de Cochabamba, los “Ponchos Rojos”, y otras organizaciones campesinas y populares han anunciado movilizaciones para “garantizar el funcionamiento de la Asamblea”, confiando aun en que sus demandas puedan llegar a ser consideradas por esta semimoribunda Constituyente, que nació atada a los pactos y condicionada por la derecha. Sin embargo, les decimos fraternalmente que la mejor manera de evitar que la derecha imponga su agenda a costa de las demandas campesinas y originarias es la lucha y movilización para imponer a la todas y cada una de las demandas, empezando por la efectiva recuperación de los recursos naturales, la tierra y el territorio, y sin aceptar pactos o componendas.
Por Javo Ferreira