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VOLANTE DEL PTS de Argentina

Doble aguinaldo para todos

 

Paritaria única nacional. Delegados elegidos en asambleas. Por un salario mínimo igual a la canasta familiar y el pase a convenios de todos los trabajadores contratados y en negro


Este año los dirigentes de la CGT y la CTA pactaron un tope del 16.5% a los aumentos de salarios que se fueron licuando mes a mes con la inflación. Cristina Kirchner ganó las elecciones argumentando la mejora de la economía. Pero los grandes beneficiarios han sido los empresarios. Una enorme parte de los nuevos puestos de empleo que se crearon son contratos precarios y el porcentaje de trabajadores en negro es superior al de los años ’90. Solamente 1 de cada 5 trabajadores recuperamos el poder de compra del salario que teníamos en el 2001, antes de la devaluación. Y para antes de fin de año, cuando siempre los precios aumentan por las fiestas, anuncian subas de las tarifas de luz y gas como reclaman las empresarios. Lo mínimo que tenemos que reclamar es una suma de emergencia que compense en parte este robo a nuestro bolsillo. Un “doble aguinaldo”, como ya ha reclamado el cuerpo de delegados del subte.

Hay que empezar por reclamar, como medida de emergencia, un doble aguinaldo para todos: los ocupados y también para los desocupados que este gobierno mantiene en la miseria. Para todos, significa para los estatales y de todas las empresas privadas, sean efectivos, en negro o bajo las distintas modalidades de contrato precario en que se encuentra la mitad de la clase trabajadora considerada “de segunda”.

¿Dirán que por ley no nos corresponde? Pero antes del año 1945 tampoco había ninguna norma legal que estableciera el cobro del “sueldo anual complementario” y ¿no dicen Kirchner y Cristina que nunca la Argentina estuvo mejor desde “la época de Perón”? ¿Es posible en la actualidad?

Sí, pero sólo con la lucha. Así se demostró en Santa Cruz, donde el gobernador kirchnerista Peralta, tuvo que pagar hace seis meses un doble aguinaldo para los trabajadores estatales de la provincia del presidente. Fue una consecuencia de la gran huelga de los docentes por superar el tope salarial de la CGT y CTERA y terminar con las sumas en negro. Nada viene de arriba.

Este reclamo debe ser el primer paso para preparar una lucha mayor. La de oponer a la mentira del Pacto Social, una paritaria nacional única, con delegados elegidos en asambleas, que reclame la efectivización de todos los contratados e imponga una cláusula gatillo que reajuste los salarios automáticamente según la inflación, partiendo de un mínimo igual a la canasta familiar para todos los trabajadores.

Abajo el techo salarial del “Pacto social”
El piso son nuestras necesidades

Mientras los grandes empresarios hacen correr, por medio de sus diarios como La Nación, que el Pacto Social impondrá un nuevo tope a las negociaciones salariales que se abrirán en marzo de 2008, Hugo Moyano de la CGT ha dicho que “no debe haber techo” para los aumentos que se discutan en las paritarias por gremios. Y que la inflación del 2007 (calculada por la CGT en un 13%, el doble de la del INDEK), debe ser “el piso” de la negociación salarial.

Pero lo que plantea Moyano es otra forma distinta de beneficiar a los intereses patronales. ¿Dónde está la trampa? Mientras los empresarios quieren ponernos un techo a los aumentos, la CGT nos quiere bajar el piso de nuestros reclamos.

En primer lugar, son varias las mediciones que dicen que la inflación estaría entre un 15 y un 20% y no a un 13% como calcula la CGT. Por cada punto de inflación que se oculta, se le esconde al conjunto de los trabajadores que sus salarios se desvalorizan 2.043 millones de pesos. Lo que los trabajadores perdemos, se lo ahorran los patrones.

Segundo: lo que se disponen a discutir en el Pacto Social con respecto a nuestros salarios es en base a la inflación pasada, la del 2007. Pero esto es otro engaño, pues cuando se empiecen a efectivizar los aumentos, la nueva inflación los absorberá con la suba de precios del 2008 que se prevé, con suerte, igual a la de este año.

Tercero y fundamental: lo que Moyano propone es “borrón y cuenta nueva” para la nueva presidenta Cristina sobre toda la inflación pasada, y un perdón para los empresarios que durante todo el primer mandato de los Kirchner se han quedado con una gran parte del valor creado por nuestro trabajo. Es decir, un blanqueo de lo que perdimos la mayoría de los trabajadores desde la devaluación de Duhalde. Recordemos: solamente el 20% de los trabajadores recuperamos el poder de compra del salario que tuvimos antes del 2001.

La semana pasada, los ferroviarios de Francia le dijeron al presidente Sarkozy que venía de aumentarse el sueldo: “Nosotros también queremos un 140%”, el mismo porcentaje del “salariazo” presidencial. Los trabajadores tenemos que razonar de la misma manera en relación a las abultadas ganancias empresarias y a la monumental recaudación del Estado. Nuestro piso es el de nuestras necesidades como clase trabajadora de conjunto. Moyano ni siquiera propone que lo mínimo para todos los trabajadores sea el mejor acuerdo logrado por un gremio hasta ahora. Por ejemplo, en Volkswagen, Daimler Chrysler, Ford, Toyota y General Motors, el SMATA acordó un aumento que llegaría a un 40,3% en marzo. En cambio, con un piso tan bajo como el del 13% que propone la CGT, y después dejar que cada gremio discuta por separado, los empresarios se hacen fuertes en la negociación sector por sector para imponer sus condiciones acordes a cada rama de la actividad.

Tenemos que rechazar los intentos de las patronales de atar el aumento salarial a la productividad de las empresas o las distintas ramas. ¿No la aumentaron lo suficiente? Sólo en la industria, los “costos laborales” cayeron para las patronales un 20% respecto de 1997. Están mejor que con el menemismo.

Nuestra propuesta es luchar por una paritaria nacional única con delegados elegidos por los trabajadores que fije como piso lo mínimo que un trabajador necesita para vivir: un salario equivalente al costo de la canasta familiar y, para impedir que la inflación nos licue lo conseguido, una cláusula gatillo que aumente los salarios automáticamente según el alza mensual de precios. La paritaria nacional única que proponemos no tiene nada que ver con lo que actualmente son las paritarias donde está en juego sólo el destino salarial y de las condiciones de trabajo de un 37% de la clase trabajadora dejando afuera a los que están en negro, a los desocupados y a los jubilados. Las comisiones internas deben tomar en sus manos la denuncia de las patronales que siguen empleando en negro, luchar por el pase a convenio a todos los trabajadores, y exigir un plan de obras públicas para terminar con el desempleo.

Sin esto, la “distribución de la riqueza” que plantean algunos dirigentes de la CGT, y a la que Yasky de la CTA “condiciona” su apoyo al Pacto Social, son sólo palabras.

Está en manos de los nuevos delegados y comisiones internas combativas e independientes de la cúpulas de las centrales y sindicatos burocráticos, comenzar una amplia campaña en todo el movimiento obrero por estas demandas.



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