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EEUU al borde del crack


Wall Street lucha por sobrevivir
 

Tal vez se salve, no se puede descartar. Las autoridades norteamericanas y los bancos centrales del mundo entero están haciendo lo imposible aunque arrastrados por los acontecimientos. Pero nunca desde la Crisis del 1929, la economía norteamericana estuvo tan cerca del crack. Como dijo el ex presidente de la FED, Alan Greenspan, son fenómenos que suceden “una vez en medio siglo, probablemente una vez en un siglo”.



La crisis ya ha liquidado el dogma neoliberal de que el mercado lo arregla todo. La caída de los pesos pesados de las finanzas norteamericanas como Lehman Brothers, el cuarto banco de inversión de EEUU y que había sobrevivido a la Guerra Civil, las dos Guerras Mundiales y la Gran Depresión o de Merrill Lynch con 94 años de existencia o el colosal salvataje de la gigantesca aseguradora AIG solo puede llevar a un mayor descredito de la ideología de “libre mercado” de la clase dominante norteamericana, así como también a su sistema político y económico hasta hace poco presentado como la panacea capitalista en todo el mundo.

La FED por detrás de los acontecimientos

Las autoridades de la Reserva Federal (FED por sus siglas en ingles) y el Tesoro norteamericano, los únicos “pilotos” que quedan en el medio del devastador huracán financiero, marchan a remolque de la fenomenal onda de choque. La semana pasada constreñidos por el rol de los gigantes Fannie Mae y Fredy Mac en el mercado inmobiliario y sobre todo porque su caída hubiera hundido a los inversores extranjeros como China, Rusia o Japón que financian el enorme déficit de cuenta corriente de EEUU, realizaron la llamada “madre de todos los rescates”. Este fin de semana queriendo en la apariencia restablecer las reglas del mercado, mientras pedían de rodillas a los pocos bancos “medio sanos” que hay en el país que salven a los "malos" ya sea comprándolos o siguiendo haciendo negocios con ellos, dejaron caer al Lehman Brothers, lo que precipito a su vez la venta de Merrill Lynch al Bank of America, en un acto de desesperación antes de que ésta entidad corriera la misma suerte que Lehman. El desarrollo sin precedentes -hasta hace poco impensable- de la posibilidad un default del gobierno norteamericano, que aunque en bajas proporciones comenzó a ser valorado por los mercados crediticios, rondaba también sobre la cabeza de Henry Paulson, secretario del tesoro, para adoptar este curso. Pero a dos días, de este supuesto marcar la raya en los masivos rescates estatales a última hora del martes la Reserva Federal, con el aval del tesoro, salió a ofrecer un préstamo de 85.000 millones de dólares para evitar la quiebra de la principal aseguradora del mundo, AIG, nacionalizando de hecho el mercado de seguros. A su vez, por otras vías siguen abriendo aun más la canilla de liquidez con medidas cada vez mas desesperadas como rebajar la calidad crediticia de los activos admitidos a descuento en las ventanas de liquidez de la Reserva Federal, hasta incluir valores de renta variable, e incluso permitir que las entidades puedan usar los depósitos de sus clientes para financiar su banca de inversión. Es decir, utilizar los depósitos de los ahorristas para evitar la quiebra de sus actividades especulativas. Increíble!!! Sin embargo, a pesar de estas “medidas de contención” la crisis no para y promete llevarse puesto a nuevos bancos. Es que la quiebra de Lehman, puede iniciar una corrida sobre lo que queda de la banca de inversión como Goldman Sachs o Morgan Stanley u otros bancos de inversión u brokers que son parte de grandes bancos comerciales como por ejemplo el JP Morgan y el Citigroup. Los problemas se repiten en otras entidades como Washington Mutual (WaMu), cuyas acciones cayeron en picada, al desconfiar los inversores de la capacidad de la principal caja de ahorros estadounidense para captar nuevo capital o encontrar un comprador que le permita continuar con su negocio. A su vez, otra de las entidades financieras sobre las que el mercado centra sus preocupaciones es Wachovia, uno de los más grandes bancos comerciales que ha sufrido pérdidas de 16.000 millones de dólares, como consecuencia de la crisis crediticia originada por las hipotecas basura. Sin hablar, de los miles de bancos locales o regionales que pueden quebrar. Como se ve no hay segmento del sistema financiero norteamericano que se salve, en la mayor crisis financiera desde la Gran Depresión y que ha disparado a la vez el mayor proceso de concentración y centralización de capital bancario y financiero desde los años 1930. Dicho en criollo, la supervivencia de los más fuertes ya sea mediante la quiebra de las entidades con menor base de capital o mediante la absorción y la creación megaentidades como el Bank of America, que ya había absorbido a la hipotecaria Countrywide Financial y ahora se quedo con el banco de inversión, Merrill Lynch, teniendo un tentáculo en todos los sectores del sistema financiero norteamericano. Aunque aún está por verse si esto ha sido un buen negocio o por el contrario los títulos basuras (tóxicos, en el lenguaje financiero de estos días) que han recibido de las entidades en problemas compradas no pueden atormentar a sus nuevos dueños, erosionando sus ratios(o base) de capital. Cuestión que de darse abriría una perspectiva aun más ominosa para el conjunto del sistema financiero ya que cuantos más megagigantes bancarios se formen como resultado de la crisis más fuerte puede ser su caída. A su vez, que la crisis financiera no se limita a EEUU, lo prueba esta mañana el descalabro del principal banco hipotecario del Reino Unido, HBOS, en conversaciones con su rival británico Lloyds TSB. Los temores de que HBOS no sea capaz de refinanciar 100000 millones de libras en los próximos meses y que no pueda encontrar fondos para hacerlo en las actuales condiciones del mercado han puesto en estado de coma a esta compañía.

La culpable no es la regulación, sino la sed insaciable de ganancias

El actual descalabro de la banca de inversión y el carácter opaco de la misma, han dado lugar a toda una serie de analistas que frente a la hipertrofia y mayor sofisticación del sistema financiero culpa los organismos reguladores que imbuidos de una lógica liberal no estuvieron a la altura de la necesidad de imponer una fuerte control a estas prácticas bancarias. Esta explicación equivoca el bochín y es una visión interesada de los apologistas del sistema hoy en retirada que naturaliza al capitalismo y en donde el único problema son sus excesos. Sin embargo la explicación es otra. El desarrollo de la banca de inversión y la securitizacion o titulizacion que la acompaño como la sombra al cuerpo,en otras palabras la transformación de todo crédito en un titulo negociable, que crecieron exponencialmente desde hace treinta años desde el comienzo de la ofensiva neoliberal fueron acciones del capital(mas precisamente del capital en tanto propiedad) de someter y limitar la autonomía de la parte productiva del capital( mas precisamente al capital en función) para aumentar los rendimientos del capital invertido. La titulizacion universal que se genero en detrimento del rol intermediador de la antigua banca hacia una financiación más directa seguía la lógica de no estar atado a la gestión de los activos reales para buscar en forma permanente el mejor rendimiento. La creciente exposición al riego incluso con una pequeña base de capital o que gran parte de la expansión de productos y servicios financieros en los últimos cinco años encontraba su origen en transacciones entre entidades financieras ( brutal desarrollo del capital ficticio) no debe dejar de vernos que el motivo central de tales cambios en el sistema financiero fue aumentar la presión sobre la gestión de las empresas, aprobando o sancionando mediante la compra u venta de acciones el comportamiento de las mismas. La crisis de las hipotecas subprime (o mejor dicho el carácter subprimarizado del sistema financiero norteamericano) han puesto sobre la picota esta forma de crecimiento que tuvo la clase dominante norteamericana como formo de recuperar la caída de rentabilidad que la asoló en 1970 cuando se agotaron los efectos benéficos del boom de la posguerra. Esta forma de crecimiento ha puesto de manifiesto el carácter frágil e inestable del actual sistema financiero basado en la diversificación y el arbitraje de los inversores entre los diversos lugares como forma de obtener superganancias y que arriesga la viabilidad del sistema financiero en su conjunto como muestra la actual crisis financiera la más importante desde el crack del 29. La desregulación de las operación de las grandes corporaciones aprobadas tanto por los gobiernos republicanos como demócratas fueron removiendo todos los límites legales a la obtención de ganancias e impulsando la acumulación de niveles de riqueza cada vez mas obscenos en manos de una oligarquía financiera, a la que responden ambas patas del sistema bipartidista. Como parte de este proceso se liquidaron importantes sectores de la base industrial norteamericana, relocalizando la producción en zonas de manos de obra barata que permitiera obtener superganancias y dando lugar a una descomunal desigualdad social en beneficio de los sectores más acomodados de la sociedad, una de las bases estructurales de la declinación histórica del capitalismo norteamericano.

¿Ya se toco fondo?

Aun es muy prematuro para saber si la economía norteamericana evitara el crack. Wall Street no ha visto la bancarrota de un banco de inversión desde la caída del Drexel Burnham Lambert en 1990 y hoy en día las interconexiones del sector a través del mercado de derivados han crecido más allá de todo límite. La deuda de los grupos financieros norteamericanos a sus pares se ha duplicado desde comienzos de los 90 alcanzando un 112% del PBI norteamericano. La quiebra de Lehman supone la incapacidad de la firma para hacer frente a sus pagos corrientes, la paralización de su actividad ordinaria y la entrada en un proceso de liquidación de activos de consecuencias impredecibles. Estamos hablando de 600.000 millones de dólares a junio con una notable exposición a titulizaciones hipotecarias de dudoso valor intrínseco y cuyo mercado se ha contraído hasta el punto de ser casi inexistente. El ajuste a precios de mercado (“mark to market”) que puede derivarse del proceso de desinversión forzada del banco de inversión norteamericano puede ser demoledor para el resto de sus comparables salvo que las autoridades sigan abriendo una ventana contable para evitar entrar en una espiral de pérdidas que amenacen con llevarse por delante todo el sistema financiero. Ya con AIG, la compañía de seguros norteamericana que mantiene una amplia exposición al segmento de los Credit Default Swaps (CDS), incluidos los de Lehman las autoridades no quisieron volver a arriegarse. Los CDS son un tipo de derivado en el que se acuerda pagar una cierta cantidad de efectivo (con cierta periodicidad) al vendedor a cambio de tener una protección contra el impago (default) de un bono o préstamo de una empresa o país. Las sumas que debía AIG frente a la insolvencia del actual sistema crediticia la convertían en un número fijo a la bancarrota. De conjunto los compromisos en derivados exceden en lejos los activos de los grandes bancos. Morgan Stanley, tiene una exposición diez veces mayor que Lehman al mercado de derivados, aunque el riego de este último en relación a su debilitada base de capital parece haber sido la peor. A su vez, el 97% de los derivados en manos de los bancos comerciales está concentrado en los cinco primeros: JPMorgan Chase, Citibank, Bank of America, Wachovia and HSBC. ¿Serán estos las próximas víctimas? Quién lo sabe, pero aun las aguas están demasiado revueltas para bajar la guardia.

¿A dónde va la economía norteamericana y mundial?

Estamos entrando posiblemente en la combinación del temido credit crunch (“Sequia crediticia”) o falta de crédito y un aterrizaje forzoso sincronizado de la economía mundial. El vertiginoso colapso de Lehman Brothers y la absorción de Merrill Lynch han removido una enorme cantidad de liquidez de la economía, en la medida que valores construidos durante décadas de especulación se desvanecen. Como explica Paul Krugman en su columna en el New York Times con el sugestivo título “Ruleta Rusa Financiera”, que demuestra la gravedad del momento en que se encuentra el capitalismo: “...el sistema ha estado experimentando corridas bancarias postmodernas. Estas no se ven como las versiones antiguas: con pocas excepciones, no estamos hablando de muchedumbres de consternados depositantes golpeando las puertas cerradas de los bancos. En cambio, estamos hablando de desesperados llamados telefónicos y clicks de mouse, mientras los actores financieros retiran sus líneas de créditos y tratan de desprenderse de la contrapartida de riego. Pero los efectos económicos - un congelamiento del crédito, una espiral hacia debajo de los activos_ son los mismos que aquellos de las grandes corridas bancaria de los años 1930...Esto abre la posibilidad que 2008 sea un 1931 revivido” (“Financial Russian Roulette”, New York Times 15/9).

El lunes, la producción industrial norteamericana, se contrajo un 1% en agosto (- 12% en la industria automotriz, la más grande en una década) cuestión que paso totalmente desapercibida en el medio de semejante marasmo financiero. Pero la fuerte interrelación entre las finanzas y la economía pronto se hará notar y pude conducir a la peor recesión norteamericana en décadas. Primero, la crisis de desendeudamiento señalada más arriba reduce la disponibilidad de crédito en la economía. Segundo, la caída del precio de la vivienda y de las acciones reduce el llamado efecto riqueza y va a constreñir el consumo. Tercero, los problemas en los mercados crediticios y accionarios afectan a todo el mundo, por lo que es cada vez menos probable que la actividad económica mundial siga sosteniendo a EEUU, vía el aumento de las exportaciones norteamericanas, cuestión que junto a los efectos temporarios de la baja de impuestos, evito hasta hoy una caída importante del PBI de EEUU.
Por el contrario, la economía mundial se está desacelerando. La zona euro y Japón ya están casi en recesión. Inglaterra se encamina hacia allí rápidamente. Y las llamadas economías emergentes empiezan a muestran signos de flaqueza, cuando no de pánico. China recorto el lunes las tasas de interés preocupada por los efectos sobre su economía del negro panorama que se cierne sobre la economía mundial, además de la caída aguda del precio de la vivienda en el verano. En Rusia, las autoridades regulatorias decidieron hoy miércoles suspender las operaciones en las dos principales bolsas del país para frenar el desplome bursátil que llegaba a su tercera jornada consecutiva (ayer los dos principales índices, el RTS y el Micex se derrumbaron un 11,5% y un 17,45%, respectivamente).Entre las acciones más golpeadas están las de dos de los bancos más importantes de Rusia, el Sberbank y el VTB, que hoy se depreciaron hoy cerca del 20%. Este desplome de los mercados rusos está vinculado por un lado con el de Wall Street que ha afectado a todos los mercados emergentes, la fuerte tensión geopolítica con EEUU que pego un salto con la guerra entre Rusia y Georgia y por último, pero no en menor importancia, a la rápida caída del precio del petróleo, que genera preocupaciones en una economía respaldada principalmente por sus exportaciones de materias primas. Igualmente hay que esperar como la crisis afecta el mercado de bonos internacional de las empresas rusas, la verdadera fuente de financiamiento de las grandes empresas rusas.

Entonces, ¿se repetirá una crisis como la del 30? Aun es aventurado decirlo. Como dice Julio Sevares en su blog el 16/9: “En los treinta la economía mundial...estaba fragmentada, había control de cambios y proteccionismo.... No había una moneda internacional común porque la libra era débil y la mayor parte del tiempo inconvertible y el dólar no estaba difundida y USA, el gran acreedor mundial, no quería funcionar como prestamista de última instancia después de la crisis la Reserva Federal respondió con restricción monetaria, diferente a lo que sucede ahora. Se menciona frecuentemente que el gobierno de Roosevelt respondió con la política expansiva del New Deal, pero se olvida que en el 31 USA aumentó los aranceles agravando la depresión mundial (Ley Smooth-Hawley) y que en el 33 hizo una devaluación salvaje del 30%. Y en el 32 Gran Bretaña respondió al proteccionismo USA con el Tratado de Otawa, de preferencias arancelarias para el Commonwealth. Francia se dedicaba a acumular oro contribuyendo a la iliquidez y Alemania estaba endeudada y en crisis luego de la salida de capitales que se fueron a especular a Nueva York en el auge. Las respuestas proteccionistas y devaluatorias impidieron la recuperación que llegó sólo con el rearme. El grado de endeudamiento empresario y familiar era infinitamente menor que el actual, por lo cual actualmente el mecanismo de transmisión de la crisis es más financiero que comercial a diferencia de lo que sucedía en los treinta hay sistemas estatales con instrumentos anticíclicos e instituciones de consulta y regulación internacionales”. Todas estas diferencias y las lecciones que la burguesía mundial, en particular la norteamericana, saco de esta crisis hacen ese escenario difícilmente repetible. Pero dicho esto, y tomando en cuenta las crecientes tensiones geopolíticas a nivel internacional, la acelerada declinación hegemónica de los EEUU y la creciente debilidad del dólar ,que ha venido subiendo extrañamente en su cotización desde fines de julio cuando se están derrumbando los activos norteamericano, debido a la fuerte manipulación de la moneda norteamericana por parte del Tesoro norteamericano, con el apoyo activo del banco central chino y muy probablemente de Japón y Europa ,operación cada vez más insostenible y que puede acelerar el colapso del sistema monetario basada en el dólar , elementos que hacen prever que la economía mundial entro en un periodo de profundas guerras comerciales y tensiones interimperialistas, lleno de amenazas.

Millones pueden perder el empleo: Prepararse para la catástrofe

La recesión aun esta en sus primeros estadios. Es de preverse fuertes contracciones del PBN en los próximos trimestres. De acuerdo con el último informe de Organización Mundial del Trabajo (OIT) la debacle financiera puede llevar a un incremento de cinco millones del número de desocupados en el mundo en 2008.
Para la clase obrera, el actual colapso financiero implica un rápido crecimiento del desempleo, de la pobreza, de los sin techo y de la miseria social. El gobierno, Wall Street y los candidatos a presidente de ambos partidos se aprestan a descargar las consecuencias de su propia codicia e incompetencia sobre los hombros de la clase obrera. La crisis ya está devastando a determinados sectores de asalariados, en particular los que trabajan en Wall Street o la City de Londres, que gozaron de parte de las migajas de la brutal orgia crediticia y especulativa. En los EEUU, el epicentro de la actual crisis, frente a la catástrofe que el capitalismo amenaza a los trabajadores es necesario levantar ya un programa para que la crisis la paguen los capitalistas, que empiece por la suspensión de todas las ejecuciones hipotecarias, el reparto de las horas de trabajo entre todas las manos disponibles, la puesta en funcionamiento de un plan de obras públicas que remodele las industrias básicas y recomponga la obsoleta infraestructura del país y cree millones de puestos de trabajo financiado con los impuestos a las grandes fortunas y fundamentalmente a una verdadero nacionalización del sistema bancario y financiero, no al servicio de los ricos y Wall Street y en las manos de la oligarquía financiera sino bajo control de los trabajadores bancarios y al servicio del conjunto de los trabajadores. Este programa implica la ruptura con los partidos demócratas y republicanos y la adopción de un curso independiente por la clase obrera.

Gráficos

La deuda norteamericana corregida según la inflación (en dólares de 2000). Fuente: US National Debt Clock

Impacto de las crisis financieras recientes en los bancos de inversión (azul oscuro: duración; azul claro: severidad). Fuente: Morgan Stanley / Oliver Wyman

Riesgo de los grandes bancos: relación entre la cantidad de derivativos y sus activos

Relacion entre las recientes perdidas crediticias e hipotecarias y el nuevo capital conseguido

Juam Chingo



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